CIUDAD: Pairán de Manila

Daniel Gomà

FICHA TÉCNICA

Barrio
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Gonzalo Ronquillo de Peñalosa (1580-1583)
Manila (islas Filipinas) y alrededores (según época)
1581

Presente desde el momento mismo de la fundación de Manila, la comunidad china mantuvo una relación compleja con el gobierno colonial español a lo largo de más de dos siglos. Basada en los beneficios mutuos de un provechoso comercio entre la Filipinas española, América y el mundo chino, la consecuencia de esta relación fue el establecimiento en Manila de una colonia permanente de ciudadanos procedentes del Imperio del Centro (China). Su número fue ascendiendo con el paso de los años y su actividad pasó a ser imprescindible para las autoridades coloniales. Suponían una mano de obra hábil y barata muy apreciada por los residentes de Manila y abastecían a la comunidad española de aquello que esta última necesitaba. Sin embargo, pese a reconocerse los beneficios económicos de la presencia china, los españoles abominaban de los chinos, ya fuera por temor a su superioridad demográfica o por desprecio de su gran poder económico, y se les aisló finalmente en un recinto acotado y se siguió con ellos una política fallida de cristianización y de occidentalización. 

La importancia económica de Manila es la que motivaría la llegada masiva desde el mismo año de  su fundación en 1571 de un grupo cada vez mayor de chinos que vendría a comerciar y una parte de ellos se acabaría por instalar definitivamente en la ciudad. La comunidad china de Manila recibió el nombre de sangleyes (o sangleys) por parte de los españoles. Los chinos no tardaron en convertirse en los principales abastecedores de la ciudad y se apoderaron de los oficios artesanos, ocupando un lugar fundamental e insustituible como intermediarios comerciales pero también como mano de obra hábil y barata en numerosos sectores (carpintería, panadería, herrería, comestibles, fabricación de materiales de construcción, etc.). De este modo se estableció una dependencia estrecha entre el poder colonial y la comunidad china en el terreno económico, siendo las rentas recaudadas entre los sangleyes fundamentales para la economía de Manila. 

La presencia china llegó a ser tan importante y numerosa en solo una década que no tardó en despertar la alarma del poder colonial. Además, la proximidad geográfica del archipiélago filipino al imperio chino despertaba el temor de un ataque exterior concertado con un levantamiento interno. La situación era complicada porque la población china estaba muy repartida, algunos residían en el mercado e Manila, otros Extramuros, muchos de ellos al otro lado del río. Decidido a poner orden en la cuestión de los sangleyes, el cuarto gobernador general de Filipinas Gonzalo Ronquillo de Peñalosa (1580-1583) ordenó construir en 1581 una Alcaicería para concentrar en ella a todos los chinos. La Alcaicería era un barrio donde los chinos residían y comerciaban. Aunque oficialmente recibía el nombre de Alcaicería, desde buen principio fue más conocido por el nombre de Parián, es decir, el mercado de la seda, y en él los sangleyes tenían sus viviendas y sus tiendas. No menos importante, no se permitió a los chinos (ya fuera en este Parián como en los posteriores que se crearían hasta finales del siglo XVII) la posesión de las viviendas y de las tiendas. Los sangleyes no eran propietarios y vivían en régimen de alquiler, siendo el arrendador el cabildo de Manila, que obtenía importantes beneficios por ello. 

La historia de este primer Parián no es muy conocida pues las referencias de la época son escasas. Lo que es seguro es que tuvo una vida corta pues desapareció como consecuencia de uno de los frecuentes incendios que asolaban la ciudad, en este caso a comienzos de 1583. Pocos meses después se construyó uno nuevo un poco más lejos y fuera de las murallas, concretamente en un área reservada vecina al convento y la iglesia de Santo Domingo. Dicho recinto estaba cerrado y era de planta rectangular, con tres puertas de acceso y, lo más importante, era fácil de controlar. Estaba distribuido en cuatro cuadras (calles) con edificios a cada lado y contaba con unas 150 tiendas, residiendo en el recinto unos 600 chinos. Dicha alcaicería tenía una salida al río Pásig, lo que facilitaba el amarre de sampanes chinos fuera de las murallas de la ciudad pero al alcance de los cañones de dichas murallas, disminuyendo así posibles intentos de invasión. Este Parián también ardió en abril de 1587 y se decidió ubicar la nueva alcaicería en el mismo lugar, también al pie de Intramuros, aunque con mejoras arquitectónicas y materiales para hacerla más resistente al fuego. No obstante, un nuevo incendio acabaría también con él años más tarde. Con las crecientes prohibiciones a los asiáticos de moverse por Intramuros, el Parián se convirtió en el centro económico y el lugar de visita obligatorio de todo comerciante que viviera o llegase a Manila.  

El rápido crecimiento de la población china llevó a las autoridades a permitir el establecimiento de grupos chinos en otros lugares de Extramuros. Así, entre 1585 y 1590 se permitió a sangleyes residir al borde del baluarte de San Gabriel, a orillas del Pásig. Pese a que el Parián sería destruido varias veces durante el siglo XVII (incendios, revueltas, terremotos), su emplazamiento ya no variaría y se conocería desde entonces como el pueblo de Parián. 

Tras la revuelta china de 1603 se procedió a ejercer un mayor control sobre el Parián, Consciente de ello, el gobernador Acuña exigió que el nuevo Parián se construyera a 300 pasos de las murallas. Asimismo, se buscó restringir la llegada de chinos y se limitó a 6000 la cifra de residentes chinos en el Parián. El Parián seguía un trazado de calles perpendiculares donde se alineaban las construcciones. Las tiendas se agrupaban por gremios y oficios en distintas calles. Aunque se limitó el número de cuadras y de residentes, en la práctica este número se superó rápidamente. En 1606 la Alcaicería comprendía ya quinientas tiendas y más de tres mil chinos. No menos importante, con el aumento de viviendas y tiendas el Parián creció en extensión acercándose progresivamente a Intramuros. Pese a la revuelta, las necesidades económicas y comerciales conllevaron una nueva migración china. En 1628 un incendio destruyó el Parián pero poco después ya había uno nuevo en pie, más grande  y de mejor traza. 

A mediados del siglo XVII el Parián seguía siendo el centro del comercio de Manila y su principal fuente de ingresos. En realidad, en esta época se empieza ya vislumbrar la crisis de los chinos y se aprecia una reducción en las recaudaciones del Parián. Las rebeliones de 1603 y 1639 habían abierto el debate en la sociedad colonial española sobre la conveniencia de expulsar a los chinos. Unos alborotos en mayo de 1662 llevaron a un levantamiento chino, siendo la Alcaicería bombardeada desde Intramuros y sufriendo el recinto numerosos destrozos. La resistencia de sus habitantes no tardó en ser quebrada y el gobernador Sabiniano Manrique de Lara (1653-1663) ordenó la expulsión de Manila y del archipiélago filipino de los chinos no cristianos, la mayoría de los cuales habían permanecido al margen de la rebelión. Con la marcha de este primer grupo de sangleyes infieles el comercio decreció de manera sensible. En 1681 apenas quedaban unos ochocientos chinos en el Parián. A finales de mayo de 1686 estalló la última gran revuelta china que fue aplastada sin contemplaciones. Según la Real Cédula del 14 de noviembre de 1686 se decretaba la expulsión de los chinos no cristianos de Manila, aunque los que se convirtieran podrían quedarse. En la práctica, esta orden procedente de la metrópolis quedó sin efecto hasta mediados del siglo XVIII. Seguiría existiendo un comercio entre China y la Filipinas colonial, continuarían llegando chinos a residir y comerciar,  pero el declive chino en Manila ya era un hecho a finales del siglo XVII. 

El Parián, como centro de residencia de sangleyes, no fue otra cosa que un barrio chino y, en la práctica, un gueto (ghetto) donde se concentraba sobre todo a los chinos infieles, considerados los menos leales. Así, fue el temor a los chinos y a su poder económico y numérico lo que llevó al poder colonial a instalarlos en un gueto cerrado y vigilado.

FUENTES

  • Carta de Miguel López de Legazpi al virrey de Nueva España, 11 de agosto de 1571. Archivo General de Indias (A.G.I.), Patronato Real 24, R. 23.
     
  • Carta de Domingo de Salazar al Rey, 18 de junio de 1583 (A.G.I., Patronato Real 25, R.8).
     
  • Carta de Juan Pacheco Maldonado al virrey de Nueva España sobre Maluco, China y Filipinas, 6 de junio de 1582 (A.G.I., Filipinas 34, N.47).
     
  • Carta de Pedro de Acuña sobre sublevación de sangleyes, galeras, 18 de diciembre de 1603 (A.G.I., Filipinas 7, R.1, N.12).
     
  • Carta del fiscal de la Audiencia de Manila Rodrigo Díaz Guiral sobre sangleyes y hospitales, 9 de julio de 1606 (A.G.I., Filipinas 19, R.7, N.105)
     
  • Petición de Juan Grau sobre fundación del nuevo Parián, 2 de agosto de 1642 (A.G.I., Filipinas 28, N.27).
     
  • Carta de Luis Pérez das Mariñas sobre convivencia con sangleyes, 28 de junio de 1587 (A.G.I., Filipinas 18B, R.7, N.72).
     

BIBLIOGRAFÍA

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  • DÍAZ-TRECHUELO SPÍNOLA, M. Lourdes. Arquitectura española en Filipinas (1565-1800). Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos 1959.
     
  • GARCIA-ABASOLO GONZALEZ, Antonio. Murallas de piedra y cañones de seda: Chinos en el Imperio Español (siglos XVI-XVIII). Córdoba: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba. ISBN: 9788499271224.
     
  • GIL, Juan. Los chinos en Manila, siglos XVI y XVII. Lisboa: Centro Científico e Cultural de Macau, 2011.
     
  • GOMÀ, Daniel. \\\"Segregación racial y control del espacio en la colonia española de Filipinas: El caso de la comunidad china de Manila durante los siglos XVI y XVII\\\". En BONASTRA, Quim y JORI, Gerard (coord.). Imaginar, organizar y controlar el territorio. Una visión geográfica de la construcción del Estado-Nación. Barcelona: Icaria, 2013. p. 293-316. ISBN: 9788498885613.
     
  • OLLÉ, Manuel. \\\"La formación del parián de Manila: La construcción de un equilibrio inestable\\\". En SAN GINÉS AGUILAR, Pedro (eds.) La investigación sobre Asia-Pacífico en España. Granada: Universidad de Granada, 2007. Capítulo 2, p. 27-49. ISBN: 9788433845894. [ref. de 24 de agosto de 2015]
     
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  • REED, Robert R. Colonial Manila: The context of the Hispanic urbanism and process of morphogenesis. Berkeley: University of California Press, 1978. ISBN: 9780520095793
     

 

COMO CITAR ESTE DOCUMENTO:

GOMÀ, DanielPairán de Manila . Atlas Digital de los Espacios de Control, nº 12, 2017.